Joaquín López Mugica
Antecedentes de la historia
La película Elisa y Marcela (2019) de la directora española Isabel Coixet se basa en la novela de Narciso de Gabriel titulada Elisa y Marcela: amigas y amantes (1993). El novelista e investigador académico descubrió esta historia mientras estudiaba algunos de los expedientes disciplinarios en la propia ciudad herculina de A Coruña. El autor del libro reconoce en una entrevista de radio para la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) que, al descubrir este caso tan peculiar y atípico, estaba ante algo que nunca se había visto ni en España ni en el resto del mundo. Las dos protagonistas, Elisa y Marcela, interpretadas respectivamente por Natalia de Molina y Greta Fernández, se casan, aunque fuera engañando a la iglesia católica, y se convierten en uno de los primeros matrimonios homosexuales y oficiales de nuestra historia universal, junto con el caso de Elena/o de Céspedes en la España del siglo XVI y de Enrique(ta) Faber a inicios del siglo XIX en la isla de Cuba.
La historia se puede decir que pertenece a un subgénero dentro del cine hecho por mujeres, sobre el amor lésbico, que está basado en hechos reales. Entre las películas del mismo tema se incluyen Criaturas Celestiales (1994), Aimée y Jaguar (1999), Adiós a la reina (2012), Reina Cristina, la mujer que fue rey (2015), Batalla de los sexos (2017) y Vita y Virginia (2018), por nombrar algunas importantes, en las que las mujeres tienen problemas para consumar sus amores debido a las convenciones morales de la época que les ha tocado vivir.

La historia de la película
El prólogo al “matrimonio sin hombre”, como lo tilda, en una edición de la época, La Voz de Galicia, en 1901, tiene lugar alrededor de 1885. Las protagonistas se conocen en la Escuela Normal de Maestras, en la que se formaban como profesoras de primaria. El deseo reprimido por no poder ser lo que uno quiere, se puede observar en la familia de Marcela, en la que el padre representa el espíritu conservador de la época. Este no quiere que ni la madre ni la hija lean libros. En la película hay una referencia a un libro de Emilia Pardo Bazán (1821-1921), mujer gallega, que tuvo un padre que le dejó leer todo lo que quería, yendo en contra de la tradición patriarcal del momento. Emilia heredó el feminismo liberal que la llevó a estar comprometida con la causa de las mujeres contemporáneas. Además, su lucha y convicción la convirtió en la primera mujer catedrática de universidad en España. Pero en la película todo ello se trucará, una vez que Elisa y Marcela se casan en A Coruña, y vuelven al pueblo de Dumbría, territorio en el que Marcela estaba ejerciendo su docencia, y en el que la ira de los lugareños va a ir rápidamente en aumento, a medida que vayan descubriendo que Elisa/Mario no es, al menos, lo que ellos consideraban un “hombre”.
Mientras que las dos viven juntas como amigas, sus entidades femeninas corren peligro en estos pueblos. Por suerte, no van a tener problema para ejercer su sexualidad de puertas para adentro. Algunos espectadores consideran que las escenas de sexo son muy largas, y se le acusa en las redes sociales a la directora de la cinta, Isabel Coixet, de sexualizar las relaciones lesbianas o incluso de galleguizar o de auto-orientalizar a estas a través de sus escenas de cama, mientras las jóvenes se restriegan con un pulpo o cuando una de ellas se envuelve en algas como fetiche erótico. Lo interesante de todo esto es que Coixet, al hacer referencia al pulpo, se basó en un grabado japonés de 1841, titulado El sueño de la mujer del pescador, de Hokusai. La otra escena, en la que aparece Elisa cubierta de algas en la cama, se puede relacionar con la artista surrealista gallega Maruja Mallo (1902-1995), que aparece con un manto de algas en una playa Chilena, en una pieza con el nombre de Maruja Mallo con manto de algas. De alguna manera, en todas estas escenas se estiliza el afecto de esta bellísima y valiente historia de amor.

La directora y la crítica de la película
La posición de la directora de llevar a cabo películas con protagonistas femeninas, en las que estas son mujeres fuertes y dueñas de su propio destino, es algo a lo que Isabel Coixet ya nos tiene acostumbrados. Por nombrar algunas de sus cintas: Las cosas que nunca te dije (1996), A los que aman (1998), Mi vida sin ti (2003), La vida secreta de las palabras (2005), Mapa de los sonidos de Tokio (2009), Ayer no termina nunca (2012).
El filme tiene temas recurrentes que suelen aparecer en las películas nombradas anteriormente, como el agua que empapa la ropa y moja la piel de las protagonistas, o el lenguaje sensorial e intimista de la directora, enfocando los cuerpos de las dos protagonistas y evidenciando un estudio profundo del sexo femenino. Hay mucho afecto en unas imágenes que dan mucha contemporaneidad a esos espacios cerrados, que contrastan con la naturaleza purificadora de los exteriores y la hostilidad social del mundo rural. Incluso, como argumenta Javier Ocaña en el artículo “La mirada errónea” publicado en El País, a la forma de rodar de Isabel, se le suma la creíble honestidad que existe en la pasión que se percibe en las actrices protagonistas, lo que hace que parezca un amor más auténtico y creíble, que en tomas parecidas encontradas, según el autor, en Mi Vida sin ti (2003) y La Vida Secreta de las palabras (2005).

Isabel Coixet estuvo escribiendo el guion de Elisa y Marcela durante diez años, y la película se rodó en el corto período de cuatro semanas, con poco presupuesto, lo que no impidió crear una pieza de una alta calidad. Junto a la maravilla de los paisajes gallegos y argentinos, a las vistas de la ciudad de Oporto, y al lenguaje visual de lo íntimo la cinta nos adentra en las tensiones y conflictos de las protagonistas, por medio de planos de una enorme plasticidad, que nos pueden recordar a pinturas o cuadros específicos, algunos ya mencionados.
Como ya nos tiene acostumbrados, Isabel Coixet encuadra en su composición visual (esta vez en blanco y negro) la relevancia de lo íntimo y lo cotidiano. Personalmente, me ha parecido una obra fascinante, solo he echado de menos los acentos gallegos en las dos protagonistas (es verdad que en los papeles secundarios de los habitantes de los pueblos, esto se evidencia), pero ello no impide que la puesta en escena nos cuente todo lo que necesitamos saber acerca de las localizaciones y sus personajes. Esta es otra de esas películas para quien tiene curiosidad por conocer cómo se escribe la historia desde los márgenes, desde la humildad y la dignidad humanas. A pesar de su lentitud lírica, la cual puede parecer excesiva para algunos espectadores, este filme es un regalo para todos aquellos que creen en las muchas heroínas anónimas todavía por descubrir y rescatar.

¡Muy interesante! Qué bien que hayan rescatado la historia de estas dos mujeres. Saludos 🙂
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