Calvert Casey A las dos de la mañana Aquí no llega nadie. El hedor a coito mustio y mercenario es demasiado fuerte. Al olor que dejaron al pasar por aquí mil axilas esclavas, traídas de Guinea en inmundas bodegas y arrojadas sobre la Machina o sobre el muelle de Luz, vino a unirse el olor …
